Creer en el ser humano significa valorar a la sociedad en sí misma, preocuparse por su bienestar sabiendo que este contribuye al personal. ¿Por qué no comenzamos a hablar de verdad en las aulas de que la circularidad puede contribuir definitivamente a conservar o mejorar nuestra vida y entorno? El mejor ejemplo que podemos dar no será una campaña o una jornada más, sino el día a día, con nuestras acciones y convicciones de que la economía circular es cosa de todos.
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